Se conoce como bursitis a la inflamación de la bolsa sinovial, que es un saco gelatinoso que rodea las articulaciones, como el hombro, codo, cadera, rodilla y talón. Esta condición causa dolor e hinchazón.
Cuando las bolsas sinoviales funcionan con normalidad, permiten que los tendones, ligamentos y músculos –conocidos como tejidos blandos– se deslicen de forma suave sobre los huesos de cada articulación, actuando como amortiguadores o almohadillas que contribuyen a reducir la fricción. En el caso de estar inflamadas, el área se torna sensible al tacto y se siente un dolor agudo.
En el caso de la cadera, hay dos bolsas que pueden sufrir esta condición por fricción o irritación: cuando la inflamación se da en la bolsa que cubre la protuberancia de la cadera, se llama bursitis trocantérea, y cuando afecta la bolsa del lado interno del hueso de la cadera, también se llama bursitis de cadera pero el dolor se focaliza en la ingle. Los casos más frecuentes se dan en el trocánter o protuberancia mayor del fémur.
Entre los síntomas típicos, se pueden mencionar dolor articular y al tacto, sensación de calor e inflamación en la zona afectada.
El dolor suele iniciar de forma intensa y aguda, y luego evolucionar a una neuralgia extendiéndose la zona afectada.
Existen también casos de bursitis crónica, con duración de días o incluso semanas, pudiendo reaparecer de tiempo en tiempo.
Como factores de riesgo o desencadenantes podemos mencionar: cuando existe una lesión por sobrecarga o uso excesivo de la articulación, cirugía anterior, artritis reumatoidea, problema de columna (como escoliosis), longitud dispar de las piernas, entre otros.
La molestia se intensificará al realizar movimientos donde la articulación se flexiona, como levantarse de una silla o cama, caminar de manera prolongada, colocarse en cuclillas o subir escaleras.
Para diagnosticarla, además del examen médico pueden pedirse radiografías, ecografías y resonancia magnética, donde se muestre la afección.
Como tratamientos, inicialmente se indica el reposo de la articulación, tomar antiinflamatorios para aliviar el dolor y la inflamación, y aplicar hielo para disminuir la hinchazón.
En algunas ocasiones puede recomendarse fisioterapia para evitar la atrofia de la articulación.
Si ninguna de estas opciones funciona, suele indicarse la extracción de líquido de la bolsa o la infiltración de corticosteroides para reducir el dolor e hinchazón.
La cirugía rara vez es necesaria para la bursitis de cadera. Sólo se sugiere en aquellos casos donde las opciones de tratamiento anteriores fallaron, y en ese caso se remueve quirúrgicamente la bolsa. La técnica más utilizada es mediante abordaje artroscópico, con una mínima incisión.