Una correcta nutrición es un factor clave que marca la diferencia en el rendimiento deportivo.

Pero no sólo influye en cómo una persona se desempeña en un deporte sino también en la “salud” de sus músculos y huesos.

La correcta nutrición deportiva se define en función de las demandas y necesidades de distintas formas de actividad física. Involucra también diseñar estrategias de hidratación segura antes, durante y después del entrenamiento y la competición.

Pero principalmente, tendrá en cuenta la composición corporal de la persona y qué necesidades metabólicas y de rendimiento tiene frente al deporte específico que practica.

El cuerpo está conformado en un 40% por lo que se conoce como músculo esquelético, que es un tejido fundamental para la utilización de glucosa y ácidos grasos en sangre, por lo que contribuye de manera importante en la tasa metabólica basal, es decir, en el gasto energético que realiza nuestro cuerpo en condiciones basales (lo mínimo necesario para vivir).  Se alcanza la máxima cantidad de musculatura entre los 20 y los 30 años de edad, y a partir de ésta década es necesario trabajar para mantenerla en forma.

El hueso es un tejido vivo y metabólicamente activo, entonces necesita también ser “alimentado”.

Cada deporte genera un desgaste progresivo en particular en quien lo practica. La alimentación puede determinar que el cuerpo, en especial sus músculos y esqueleto, esté preparado para afrontar la exigencia, o que frente a ésta, ocurran lesiones como un desgarro, esguince o incluso fractura.

Desde nuestro Centro, donde nos especializamos en Traumatología del Deporte, entendemos a la nutrición deportiva como parte de un abordaje interdisciplinario e integral para quienes necesitan afrontar desde todas las aristas la exigencia del deporte que practican, tanto a nivel amateur como profesional.