Siempre que hablamos de prevenir lesiones recordamos que es clave controlar el peso ya que cada kilogramo adicional ejerce una presión extra sobre las articulaciones, aumentando el riesgo de lesiones de menisco y otros problemas. Para dimensionarlo pensemos que cada kilo de grasa extra provoca un impacto negativo en la rodilla que se multiplica por seis al correr, es decir, si nos sobran 10 kilos, al correr nuestras rodillas sufrirán el peso de 60 kilos de más en cada zancada. Por tal motivo, mantener un peso saludable puede reducir significativamente esta carga y proteger tus rodillas a largo plazo.
También se debe fortalecer los músculos que rodean la rodilla, como el cuádriceps y los isquiotibiales, ya que estos actúan como un sistema de soporte natural. Incorpora ejercicios de fortalecimiento muscular para ayudar a proteger tus rodillas y reducir la carga sobre el menisco.
Realizar actividades de alto impacto como correr sobre superficies duras, pueden aumentar el riesgo de lesiones de menisco. Por ello, se deben considerar alternativas de bajo impacto, como nadar o andar en bicicleta, para reducir la tensión en tus rodillas sin comprometer tu nivel de actividad física.
Por último, es clave mantener una postura adecuada al caminar, correr y realizar actividades diarias ya que puede ayudar a distribuir el peso de manera uniforme y reducir la presión sobre las rodillas; y escuchar tu cuerpo, sin ignorar las señales de advertencia, como dolor o molestias en las rodillas.
Cómo tratar una lesión de menisco: dos tipos de lesiones
Es conveniente diferenciar entre aquellas roturas agudas traumáticas en deportes como el fútbol, pádel o basquet, que en la mayoría de los casos están asociadas a pacientes jóvenes deportistas con alta demanda, y las roturas degenerativas asociadas a pacientes de mayor edad que sufren la lesión sobre una estructura ya degenerada, ya sea por la edad, el desgaste o la sobrecarga.
Una vez que se produce la lesión, dependiendo del tipo de rotura meniscal y del tipo de paciente, pueden realizarse diferentes tratamientos, aunque el objetivo principal siempre va a ser tratar de preservar la mayor cantidad de tejido meniscal sano.
Gracias a los avances en las técnicas quirúrgicas de preservación meniscal, las intervenciones son como la sutura meniscal artroscópica y la infiltración ecoguiada de plasma ahora muy precisas, pocos agresivas y permiten una recuperación menos dolorosa y más rápida para el paciente.
No obstante, conviene recordar que, la mejor manera para prevenir este tipo de lesiones y evitar la sobrecarga de la rodilla es realizar actividad física moderada de manera diaria, respetar los periodos de descanso necesarios para la recuperación muscular y fortalecer los grupos musculares mediante ejercicio anaeróbico.