A veces, en el consultorio se nos presentan casos de pacientes con antecedentes de lesiones articulares que siguen dando molestias, pacientes que han notado o notan inestabilidad o falta de control de la articulación e incluso algunos refieren haber padecido varias lesiones similares en la misma articulación. Para una buena recuperación y evitar posibles recaídas es importante el tratamiento y la orientación de la fisioterapia, no abandonar el tratamiento antes de tiempo y darle importancia a la recuperación propioceptiva.
¿Qué es la propiocepción?
La propiocepción es el sentido que nos proporciona la capacidad de detectar el movimiento y la posición de las articulaciones. Esta información llega al cerebro a través de receptores nerviosos que se encuentran en nuestros músculos, tendones, ligamentos y articulaciones.
La información que recoge el sistema propioceptivo permite que se puedan realizar ajustes en el control y ejecución de los movimientos, evitando el riesgo de lesión durante la actividad deportiva y ante mínimos gestos de la vida diaria, como por ejemplo pisar sobre terreno irregular, bajar escalones, dar una patada a un balón, lanzar un objeto, etc.
¿Qué pasa tras una lesión?, ¿y por qué es importante en el tratamiento?
Este fino mecanismo de sensibilidad profunda e inconsciente se puede perder o deteriorar en determinadas enfermedades como por ejemplo en la diabetes o en enfermedades neurológicas. Cuando se sufre una lesión articular (esguinces, fracturas, intervenciones quirúrgicas…) los receptores propioceptivos se atrofian, produciéndose un déficit en la información que recogen, de esta forma, se es más propenso a sufrir otra lesión pues afecta en la coordinación y control del movimiento, tanto en nuestra vida diaria como en la actividad deportiva. Por ello, es importante que tras una lesión realices ejercicios propioceptivos en las fases finales de la recuperación, siempre guiados por un fisioterapeuta.
¿En qué consisten los ejercicios propioceptivos?
Para trabajar la propiocepción no es necesario realizar ejercicios muy complicados y su dificultad se irá aumentando de manera progresiva. Se deben adaptar a la persona y al tipo de lesión, siendo ejercicios más intensos si se entrena a nivel deportivo.
Los ejercicios propioceptivos ayudan a mejorar la fuerza, coordinación, equilibrio y estabilidad, con ellos mejorará el tiempo de reacción ante determinadas situaciones, como por ejemplo, permitir recuperar la postura correcta tras tropezar de manera inesperada.