Atrosis: cómo aliviar los síntomas

Aunque tradicionalmente relacionamos la artrosis con el desgaste del cartílago, hay que saber que también afecta a otras estructuras de la articulación, como los huesos, ligamentos y membranas sinoviales, lo que provoca dolor, rigidez y pérdida de movilidad. También es habitual que identifiquemos la artrosis con personas de edad avanzada, pero, aunque es más común a partir de los 50 años, factores como el sobrepeso, las lesiones articulares previas o ciertas ocupaciones que implican movimientos repetitivos pueden hacer que se manifieste a edades más tempranas.

Los primeros síntomas de la artrosis pueden ser sutiles, pero es importante reconocerlos para consultar a tiempo con un reumatólogo y evitar la progresión de la enfermedad. Los más comunes son:

  • Dolor articular: suele mejorar con el reposo, pero en fases avanzadas puede presentarse incluso en reposo o durante la noche.
  • Rigidez articular: se manifiesta especialmente después de periodos de inactividad, como al despertar por la mañana o tras estar sentado durante mucho tiempo.
  • Pérdida de movilidad: a medida que avanza la artrosis, puede resultar más difícil mover la articulación afectada con normalidad.
  • Deformidad articular: en fases más avanzadas, pueden aparecer deformidades visibles en las articulaciones, especialmente en las manos, con nódulos en los dedos (nódulos de Heberden y Bouchard).
  • Sensación de roce o crujido: algunas personas refieren una sensación de “roce” o “crujido” cuando mueven la articulación afectada, lo que es indicativo del desgaste del cartílago articular.

Si se experimenta alguno de estos síntomas, es recomendable acudir a un especialista, porque un diagnóstico temprano y el inicio del tratamiento pueden mejorar significativamente la calidad de vida, ralentizar el avance de la enfermedad y evitar complicaciones futuras.

No siempre puede prevenirse, pero sí es posible reducir el riesgo de desarrollarla o frenar su progresión con ciertos hábitos saludables que incluyan actividad regular, una alimentación equilibrada y un peso adecuado. Además de mejorar la salud general, puede contribuir a frenar el avance de la artrosis y sus complicaciones.

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