Sergio habla de su caso como un verdadero milagro, y así puede calificarse también desde la medicina.

Hace dos años y medio comenzó su calvario, del que lentamente va saliendo.

Diagnosticado con cáncer de mama, comenzó tratamiento con irradiación. Mientras lo hacía, tuvo un accidente donde cayó en una fosa y se quebró el húmero izquierdo.

Como en muchas fracturas, se le colocó yeso y así continuó incluso el tratamiento de radiación por su cáncer.

Pero su hombro no se recuperaba y allí comenzó el recorrido por varias otras opciones: tutor externo, inmovilizadores, y más de diez cirugías.

Fue entonces que se descubrió que su húmero tenía osteoporosis y estaba necrosado, existiendo grandes probabilidades de que le amputaran ese brazo.

Con ese panorama, fue derivado a nuestro centro, donde llegó con grandes probabilidades de que su brazo debiera ser amputado, pero luego de varios estudios se determinó que se le colocaría una prótesis espaciadora con antibióticos.

El objetivo sería lograr que la anatomía de la articulación se preparara para luego recibir la prótesis definitiva que le permitiera recuperar la funcionalidad y anatomía normal de su brazo.

Esta fue la décimo quinta intervención a la que Sergio se sometió, en Octubre de 2016.

Tuvo una recuperación excepcional y pudo volver a trabajar 50 días después de la operación, luego de más de un año y medio de no poder hacerlo por su largo recorrido intentando sanar.

Todo este largo proceso lo afectó mucho anímicamente, pero su situación actual y la evolución favorable le permite tener, como él mismo dice, un puñado de esperanzas.

Así ve con ansias que llegue Abril, cuando será intervenido para colocarle la prótesis definitiva que le permita justamente decir que recuperó su brazo definitivamente.

Le agradecemos a Sergio por confiar en nosotros y permitirnos compartir su historia.