Posibles complicaciones del reemplazo total de rodilla

Un factor importante en la decisión de someterse a la cirugía de reemplazo total de rodilla es entender lo que la intervención puede y no puede hacer. Más del 90% de las personas que se someten a cirugía de reemplazo total de rodilla experimentan una reducción drástica del dolor de rodilla y una mejoría significativa en la capacidad de realizar actividades comunes de la vida diaria.

Sin embargo, existen complicaciones posibles de la cirugía que pueden prolongar o limitar la recuperación completa, entre ellas el aflojamiento de la prótesis por causas mecánicas (asépticas) o por infecciones (causas sépticas).

El protocolo de diagnóstico incluye varios estudios de imagen que van desde radiografías simples, tomografía y/o gammagrafía, así como estudios de sangre. Lo primero es determinar si existe o no el aflojamiento protésico. Después se determinará si la causa es de tipo mecánica o por infecciones.

Aflojamiento mecánico

Se debe habitualmente al desgaste natural de una prótesis a nivel de polietileno (plástico). Esto generará micropartículas que se liberan dentro de la rodilla. El cuerpo entonces reaccionará ante éstas, descargando sustancias tóxicas que afectan al hueso y por tanto aflojan la prótesis. Sin embargo, una prótesis puede llegar a aflojarse también antes del tiempo de sobrevida estimado (20 a 30 años). Esto puede ser debido a la técnica quirúrgica, alineación de los implantes, estabilidad del implante al momento de la cirugía (inestabilidad protésica), así como también al nivel de actividad del paciente.

El tratamiento puede ser conservador (rehabilitación, analgésicos y uso de rodillera) o bien quirúrgico. Éste último consistirá en retirar la prótesis previamente colocada, tomar muestras del tejido para mandarlas a analizar y descartar nuevamente la presencia de cualquier proceso séptico. Finalmente se colocará adecuadamente una prótesis de revisión la cual por sí sola es más estable.

Aflojamiento por infección

Las causas sépticas incluyen toda aquella infección en el organismo (incluyendo caries, infecciones del tracto respiratorio, digestivo y urinario). Éstas puedan migrar a través de la sangre a la rodilla, o bien toda infección cercana a la rodilla (heridas en la piel o tejidos blandos). Hay factores de riesgo que aumentan la posibilidad de una aparición de infección en la articulación con una prótesis. Entre los más comunes se encuentran la diabetes mellitus no controlada, el uso de drogas, el tabaquismo, la obesidad y las enfermedades autoinmunes.

En el caso del aflojamiento por infecciones, se tomará la decisión en conjunto entre el paciente, médico e infectólogo, sobre la mejor opción para resolver el caso. Esto es porque en algunos casos el tratamiento quirúrgico no se considera la mejor opción. De ser así se puede llegar a indicar tratamiento antibiótico por tiempo prolongado, el cual se encontrará bajo la supervisión del infectólogo. Este tipo de tratamiento se elige sólo en los casos donde la cirugía tiene mayor riesgo que beneficio. En caso de que la decisión sea el tratamiento quirúrgico, éste se realizará en dos tiempos.

Primer y Segundo tiempo quirúrgico

El primero incluye el retiro de la prótesis, un lavado agresivo de los tejidos, retirando el material no viable, así como toma de muestras de tejido. A nivel articular se coloca un espaciador con cemento medicado. Como su nombre lo dice, su objetivo es mantener el espacio perdido al retirar la prótesis y liberar dosis de antibiótico a los tejidos cercanos. Mientras tanto, los tejidos se cultivan y el o los microorganismos aislados se tratan bajo supervisión directa de un Infectólogo.

El segundo tiempo quirúrgico, en caso de haber sido erradicada la infección, consiste en retiro del espaciador y colocación adecuada de una prótesis de revisión. El tiempo a transcurrir entre el primer y segundo tiempo quirúrgicos, es variable, siendo 6 semanas de intervalo, el mínimo aceptado.

Entre un primer y segundo tiempos quirúrgicos también pueden realizarse varios lavados quirúrgicos debido a que el proceso infeccioso no se ha controlado.

En todos los casos nuestro equipo médico aplica el Protocolo de Manejo del Dolor antes de la intervención y hace un seguimiento personalizado del postoperatorio. Sin duda, la rehabilitación tras la cirugía de reemplazo de rodilla es casi tan importante como la operación, dependiendo de ella en gran parte el éxito de la intervención.

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