Generalmente se llama derrame articular a la inflamación producida en una articulación por la acumulación excesiva de liquido, ya sea líquido sinovial o sangre.
Habitualmente se presenta más en la rodilla, el tobillo o el hombro.
El líquido sinovial es el fluido que nutre al cartílago articular y sirve además como lubricante en las articulaciones, presentándose en una cantidad que se considera normal. Pero su producción aumenta en procesos inflamatorios.
Se produce líquido en exceso cuando hay una lesión intra articular, que puede deberse a un traumatismo, una infección o problema mecánico de la articulación que habitualmente afecta al cartílago o los ligamentos.
Otros orígenes posibles suelen ser las enfermedades autoinmunes, como la artritis reumatoidea.
La primera manifestación de un derrame articular suele ser un dolor agudo, especialmente al flexionar la articulación, además de la limitación de la movilidad.
En el caso de la rodilla, puede ocurrir además que llegue hasta incluso una incapacidad de doblarla.
En cualquier caso, la primera recomendación es consultar a un traumatólogo. Una vez analizado el caso, determinará si es necesario realizar una artrocentesis, que es extraer el líquido excedente porque éste comprime la cápsula articular.