La mayoría de los aficionados al running no toman en cuenta las lesiones que puede aparecer por sobrecarga o por repetición continuada de un movimiento incorrecto.
¿Cuáles son y cómo prevenirlas?
Fascitis plantar: consiste en la inflamación del tejido que recubre los músculos de la planta del pie. Lo más indicado para prevenirla es elegir el calzado adecuado para el running, realizar estiramientos de descarga de la zona plantar y fortalecer la musculatura que rodea al tobillo para evitar movimientos incorrectos al correr.
Rotura muscular: Lo más habitual es la rotura de fibras isquiotibiales. Cuando realizamos un alargamiento brusco del músculo, forzando sus posibilidades fisiológicas, se produce un tirón muscular que puede dar paso a la rotura fibrilar. Podemos evitarla con un calentamiento adecuado, intentando no realizar movimientos bruscos e hidratándonos bien.
Tendinitis: Las más habituales son la tendinitis del tendón de Aquiles y la tendinitis rotuliana. El calentamiento adecuado la mejor forma de evitar la tendinitis, aunque también es recomendable evitar correr en superficies demasiado duras y el calzado en mal estado. Ante una molestia en la zona, es recomendable aplicar frío al acabar el ejercicio.
Inflamación de la rodilla: Uno de los procesos más frecuentes es el síndrome de la cintilla iliotibial (también llamado síndrome de la rodilla del corredor), que es la inflamación de una formación fibrosa-tendinosa que pasa por la zona externa de la rodilla. También podemos provocar sobrecargas a nivel de la articulación de la rótula con el fémur (cuadros catalogados como condropatías femoropatelares), entre otros procesos. Podemos prevenirlo realizando estiramientos específicos, y estando atentos a cualquier dolor o molestia en la parte externa de la rodilla.
Dolor de cadera: Se manifiesta como un dolor en la cara lateral del muslo (región inguinal) y ocasionalmente en la zona lumbar, provocado por la movilidad de la articulación coxofemoral. Podemos evitar esta lesión reeducando la postura de la cadera al correr, ya que es consecuencia de una mala postura continuada al elevar las rodillas cuando corremos.
Esguince de tobillo: En función de la gravedad, se trata de una distensión, de una rotura parcial o de una total de los ligamentos laterales externos del tobillo. Se origina por un mal movimiento o una torcedura, y provoca un dolor repentino e intenso. Lo más recomendable es correr por superficies sin demasiadas irregularidades, un calzado adecuado a tu apoyo (pronador o supinador) y ejercicios que mejoren el apoyo del pie.
Hay que estar atentos a cualquier molestia o alteración del movimiento y acudir al médico especialista, ya que si no se detecta la lesión a tiempo puede agravarse e incluso volverse crónica.