Rocío tiene 16 años y el 22 de julio se operó su pie izquierdo porque padecía pie plano,  una deformación caracterizada por la desaparición del puente del pie, lo que genera que para caminar la persona debe apoyar toda la planta en el suelo.

Asegura que antes de esta intervención las plantillas ortopédicas formaban parte de su vida diaria y le imposibilitaban usar varios tipos de calzados. A su vez, sufría de intenso dolor de pie al caminar y cuando se trataba de tramos largos, todo empeoraba con el dolor de columna.

Ir al boliche o hacer salidas propias de cualquier adolescente no era fácil para esta joven. Cuenta que no podía estar mucho tiempo parada junto a sus amigas y debía siempre buscar un lugar para descansar.

La joven adolescente se animó a un cambio y si bien confiesa que estaba muy nerviosa antes de ingresar al quirófano, relata con alegría el acompañamiento que le realizaron el equipo médico y los enfermeros.

La danza es una de sus pasiones y debió interrumpir su práctica por su pie plano. Hoy está esperanzada en volver a tomar clases de baile el año próximo y retomar eso que tanto le gusta.

Rocío manifiesta que siente verdaderamente un cambio en su vida y no duda en alentar a otras personas con su mismo problema, para que se animen a realizar esta intervención quirúrgica porque ella asegura que “le cambió la vida”.

Gracias Rocío por compartir tu historia.