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OSTEOPOROSIS: ¿cómo prevenirla?

La osteoporosis es una enfermedad progresiva y sistémica que se caracteriza por la alteración de la micro-arquitectura del hueso: adelgazamiento, porosidad y disminución de la densidad mineral. Estos cambios hacen al hueso frágil y propenso a fracturas.
Es el padecimiento más frecuente del hueso y se le considera como una “enfermedad silenciosa”, ya que no suele producir cambios notables en la salud de las personas afectadas, pudiendo ser una fractura la primera manifestación.

De acuerdo con diversos informes, esta condición es responsable de más de 1,3 millones de fracturas anualmente a nivel mundial, y aunque afecta a ambos sexos, es más frecuente en mujeres y en mayores de 50 años.

El hecho de que la mayor parte de las personas afectadas sean mujeres en la menopausia, se debe a que la reducción en los niveles de estrógeno que se produce en este periodo constituye uno de los principales factores de riesgo.
Otros factores de riesgo para el desarrollo de la enfermedad son: una historia familiar de osteoporosis, amenorrea prolongada premenopáusica o no haber tenido hijos.
También influyen en su aparición el tabaquismo, el consumo excesivo de alcohol, el bajo consumo de calcio y la vida sedentaria.

Existen una serie de recomendaciones que pueden evitar o retrasar la aparición de la osteoporosis y disminuir el riesgo de que se produzcan fracturas.

  • Nutrición adecuada: es necesario tomar alimentos que contengan calcio y vitamina D, como la leche y derivados lácteos. En ancianos, en los que el aporte dietético suele ser ineficaz, y además salen poco a la calle, se recomienda su administración en forma de suplementos. Evitar el consumo excesivo de tabaco o alcohol.
  • Ejercicio físico: es importante mantener una vida activa, evitando en la medida de lo posible la falta de movilidad. Una actividad física razonable, adaptada a la edad y características de la persona, incrementa la coordinación y potencia los músculos y el equilibrio. Conviene caminar diariamente (al menos 20 minutos al día), realizar ejercicios suaves como andar en bicicleta, nadar o subir escaleras.
  • Prevenir caídas: para disminuir el riesgo de caídas se recomienda utilizar un calzado adecuado y que sea cómodo, solucionar los problemas de vista (especialmente en personas ancianas), iluminar bien las diferentes zonas de la casa, evitar obstáculos (determinados muebles, alfombras…), utilizar objetos de apoyo para entrar en la bañera.

Realizar una densitometría de forma periódica: con frecuencia no inferior a dos años, sobre todo en mujeres con factores de riesgo (tras la menopausia, mayores de 50 años, con antecedentes familiares, o aquellos pacientes que toman corticoides de forma crónica).

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