Habitualmente se habla de pie plano ante la ausencia del arco longitudinal del pie (o bóveda plantar como se le llama técnicamente), o si este está vencido. Es una afección muy común y presente mayormente en mujeres. La principal causa es que los tejidos que forman parte del pie se debilitan y por lo tanto no se puede “sostener” la anatomía normal del pie.

Existen distintos tipos: pie plano flexible, que es el más común y cuando la falta del arco plantar se da en determinadas circunstancias; el pie plano rígido, cuando la ausencia del arco se da en cualquier circunstancia y de forma permanente.

¿Cómo se trata?

Generalmente se comienza el tratamiento recomendando la utilización de dispositivos ortopédicos como plantillas, calzado ortopédico o cuñas. Si existe dolor, otras medidas que pueden ser necesarias son la de adelgazar si se trata de un caso de obesidad, o la toma de anti inflamatorios, o realización de fisioterapia como tratamiento temporal. Para casos más graves puede ser necesaria la cirugía. La alternativa mínimamente invasiva consiste en una pequeña incisión a la altura del tobillo, que permite colocar un dispositivo en el seno del tarso (orificio que en estos pacientes suele estar cerrado) para levantar el hueso astragalino que es responsable de la formación del arco.